
Lo que se entiende por pecado varía a lo largo de los tiempos. El poder, en cambio, siempre es irascible y de condena fácil. ¿Quién, ante la inminencia del castigo pensaría antes en los demás que en sí mismo? Ojalá llegado el momento exista al menos un hombre justo para interceder por nosotros.
Cuando habitas la eternidad no resulta fácil manejarse con los cómputos humanos. Sólo digo que nunca habíamos encontrado a alguien como él; nunca antes un sólo hombre justo me había conmovido así. Haz memoria. Ante la oportunidad de salvarse, ¿qué otro hombre o mujer la rechazó? ¿Quién defendió a sus vecinos de corazón? Incluso aquel que aparentó interceder por ellos, ¿recuerdas cómo planeaba en secreto librarse de su esposa? Sigo sin entender cómo consiguió obligarnos a convertirla en sal. Pero éste es diferente. Conoce y reverencia el poder del Anciano, teme su ira y sabe de su incapacidad para la compasión, y sin embargo no ha dudado ni un momento.
Sé que piensas que es una argucia. Concédeme, al menos, que nadie se enfrentó a nosotros con tanto valor en los años innumerables que llevamos recorriendo este mundo primitivo como heraldos de Su Terrible Ira. Incluso ha intentado rebatir los designios del Supremo. No le ha temblado la voz al rechazar la salvación que se le ofrecía y ha marchado a la ciudad para perecer con sus conciudadanos.
No pretendo cuestionar la sabiduría del Anciano, pero lleva muchos años aislado, ha olvidado las miserias de la vida en esta tierra y tal vez se ha vuelto demasiado exigente. Ya sé que ésto suena a rebeldía, pero no me hables como si no fuera tu igual. A mí no me puedes deslumbrar. Yo te conozco. ¿Debo recordarte que nunca he creído necesario que el Anciano conociera tu debilidad por las hijas e hijos de los humanos? No me malinterpretes, no digo que no tengas derecho, aún cuando sea un derecho de fuerza.
Ahora nos entendemos. Yo también pienso que podríamos hacer una excepción.
Sigamos nuestro camino. Al fin y al cabo la lista de ciudades impías es enorme y se acrecienta cada día. Nadie echará en falta una ciudad masacrada de menos.
