En la segunda parte de La felicitación de Navidad, dejamos a Rigoberto y Shira en el Pabellón de las Victorias, a punto de enviar una felicitación muy especial a los soldados del frente. Aquí tenéis la continuación y desenlace del relato.
Empezaba a anochecer. A una señal de Rigoberto, se encendieron las válvulas de vacío que rodeaban el pabellón. Las nervaduras de cristalferro que sostenían el edificio empezaron a resplandecer y el olor a ozono lo inundó todo. Seguir leyendo «La felicitación de Navidad (III/III)»