Para los que habitáis el verano septentrional, llega de nuevo el momento de dar rienda suelta a uno de vuestros mayores placeres: viajar a lugares exóticos. Os deseo de corazón que lo disfrutéis.
DESDE: Supercúmulo de Virgo. Grupo Local. Vía Láctea. Brazo de Orión. Sistema Solar. Tercer planeta. Tierra.
DE: El muy humilde delegado a cargo del planeta Tierra y sus habitantes.
PARA: La Muy Excelentísima Supermente a Cargo del Sector 3141592653589.
ASUNTO: NO AGUANTO MÁS. DIMITO.
En primer lugar, quisiera agradecerle este largo periodo de veto a mis comunicaciones. Lo aproveché para reflexionar, tal como Su Muy Excma sugería. Soy consciente de la política de confraternización con los nativos que preconiza la Confederación. La época en que arrasábamos los planetas conquistados, ebrios de una lujuria multicolor de fuego y destrucción, quedó atrás. Lo acepto. Y a pesar de mi historial, le aseguro a Su Muy Excma que lo he intentado. De veras que sí. Pero ha sido imposible. Con el debido respeto, usted no conoce a los terrícolas como yo.
Desde nuestra llegada hemos trabajado por hacerles la vida más placentera. Hemos satisfecho sus necesidades fisiológicas por completo; la guerra, el hambre, y la enfermedad han desaparecido. Viven una eterna juventud. Ay, pero lejos de ser felices, la creciente patulea de los homo sapiens —son unos rijosos deleznables y la Confederación se equivoca al no implementar las medidas de control de natalidad que sugerí; el tiempo me dará la razón— encuentra la existencia insulsa y se aburre horrorosamente. Así que, para distraerlos, les facilitamos el acceso a nuestro mayor avance tecnológico: el Teleportador.
Sin duda, Su Muy Excma recordará que me opuse con todas mis fuerzas a ello. El teleportador es el alma mater de la Confederación, la piedra angular sobre la que se fundamenta nuestra autoridad a través de las distancias siderales. Conceder semejante honor y poder a unos seres que no eran miembros de pleno derecho de la Confederación —afortunadamente, siguen sin serlo— fue un error de dimensiones cósmicas. Se acusó a mi informe de impreciso, no sin razón, y fue rechazado. Ni siquiera se me concedió establecer algún tipo de control sobre los viajeros; una vez más se adujo el bien supremo de la confraternización, la no injerencia con los nativos y todo eso. Debían aprender de sus errores.
Al principio todo parecía desmentir mis temores. Los sapiens cumplían las normas de seguridad, accedían a las cabinas de teleportación de uno en uno, solos. Pero yo sabía que eso no podía durar. Solo hay una cosa que enloquezca más a los sapiens que aparearse sin tregua: los viajes a lugares exóticos; turismo lo llaman. Muy pronto viajaron por parejas, y luego en grupos cada vez más numerosos, en habitáculos que eran de uso individual. Llegamos a contabilizar cincuenta y siete sapiens en una cabina; aún no entiendo cómo lo consiguieron, pero la terquedad y obcecación son dos de sus principales virtudes. Al llegar a los planetas de destino sus elementos corporales se habían intercambiado y fusionado en una amalgama pavorosa que era solo el preludio de lo que estaba por llegar. Pero lejos de detenerlos, les resultó fascinante, divertido y regresaron del mismo modo a la Tierra. Y así una y otra vez.
La cosa siguió degenerando, y empezaron a viajar con animales y todo tipo de seres de los distantes confines de la galaxia, cuanto más raros mejor. El aspecto a su regreso a la Tierra era de auténtica pesadilla. Nada les detenía, poseídos por un ansia irrefrenable de novedad. Estamos investigando noticias de sapiens introducidos contra su voluntad por otros sapiens en las cabinas de teleportación. Yo les doy todo el crédito. Por supuesto, todas esas mutaciones no han apagado ni un ápice su impudicia y lascivia copuladora; más bien al contrario. Es como si el ansia viajera y la concupiscencia se retroalimentaran. La Confederación puede mirar para otro lado si así lo estima conveniente; por mi parte, no puedo seguir siendo cómplice involuntario de esta actividad contra la decencia y contra natura.
Es por ello que presento mi renuncia irrevocable, y acepto cualesquiera consecuencias que mi decisión pueda conllevar.
NO LO SOPORTO.
NO PUEDO MÁS.
Fin de
Viaje con nosotros
POSTSCRIPTUM: Una última cosa. Reclamo mi prerrogativa a elegir el medio de transporte que me aleje de este planeta infecto. Me es del todo indiferente viajar congelado durante mil años en un carguero de mala muerte, o exponerme al riesgo de desintegración en un agujero de gusano. Si Su Muy Excma hubiera visto lo que yo he visto salir de esas cabinas de teleportación, estoy seguro de que tampoco volvería a entrar en una de ellas, nunca más.
Me parece que te la han jugado, después de congelado, te han tele transportado junto con una carga de pescado. Así que cuando te despiertes no te escames 😂😂😂
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No puedo creerlo. Ha valido la pena echar un último vistazo al móvil. Por fin tengo mi propia Breveria 🥳. Esto más que un comentario es un lujo. Muchísimas gracias. El tipejo nunca supo verle el lado positivo a los homo sapiens, así que se merece lo que le pase 🤣. Un saludo compañero y feliz verano.
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Sí, menudo resabido, el medio pescado escamado este. Se cambio el nombre por Spock y ahora trabaja en Star Trek 🖖
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¡Si es que lo que no hagamos por subir una foto para poder demostrar nuestro postureo! ¡Ey! Esta oreja no es mía!!! Bueno …. Siempre quise agujero de pendiente :). ¡
Por supuesto, la historia me ha gustado. ¡Nos leemos! (Por cierto… ¿Recuerdas que no iba a subir nada por las vacaciones y blablabla?…. Pues un ligero cambio de planes… El domingo publicaré en Amazon «Delirios de un bufón loco» para que entre en su concurso anual de este año… Así que me tocará dar por saco con la publicación XD ) ¡Nos leemos!
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Somos los Erasmus del universo, qué le vamos a hacer…
Por cierto, ¿hemos inventado ya el balconing cósmico?
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Pues la verdad es que sí. Feliz Baumgartner lo hizo en 2013, aunque algunos no le dan validez. Dicen que ni él era inglés —era austriaco— ni cayó sobre Palma de Mallorca ni Benidorm 🤣. Gracias por pasaros y comentar. Un saludo.
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Entonces no damos una. ¿Tan difícil de entender es que uno en ningún caso se dedica al balconing en su lugar de origen? Con lo fácil que era saltar a Saturno desde sus anillos. En fin, para qué vamos a hacernos mala sangre con la humanidad, si de donde no hay no se puede sacar…
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