
El abeto de Navidad[1]
Enloquecidos por algún espíritu travieso, jugamos a la guerra desde el amanecer de los tiempos. La sangre de nuestros compañeros empapa la arena, mientras viajamos de un oasis a otro, convencidos de que es la única forma de hacerlos florecer en medio del desierto. A veces, al llegar al oasis, descubrimos que era solo un espejismo. ¿Un abeto en medio de las dunas? Imposible.
Aquellos rumis[2] estaban locos. Todos ellos. Alemanes y británicos por igual. Locos como poseídos por djinns. Podía entender que la fecha, víspera de Navidad, tan especial para ellos, los alterara. Pero parecían haber olvidado que estaban en guerra, y que solo unos minutos antes estaban dispuestos a matarse sin piedad.
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