Al igual que hay un lado oscuro y lleno de penalidades, existe un lado brillante y soleado en la vida. ¿Quién no pagaría cualquier precio por permanecer siempre en él?
El escritor cerró el ordenador portátil y miró más allá de la ventana de la biblioteca. Francisca, su joven esposa, esquivaba, entre risas y movimientos coquetos, a los operarios que atravesaban el jardín con los paneles solares a cuestas, mientras se dirigía hacia el taxi que la aguardaba. Seguir leyendo «El lado soleado de la vida»